Tienes que ver lo mismo que ví:
las sonrisas que oí
mientras jugaban en el bosque,
las carreras a escondidas
entre troncos y brotes,
los colores de las sandalias
maltrechas y ajadas,
los gritos juerguistas
de bombas cantadas,
los ojos llorosos y brillantes
acompañados de gritos
y carcajadas
mientras veían en mi rostro
la mirada sincera
de sorprendida alegría
cruzada por la desdicha consciente
de nacer donde se nace
sin merecida justicia.
miércoles, 21 de enero de 2009
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